HABITANTES DE BABEL
UN DOCUMENTAL DE ALEJANDRO ANGEL
El concepto inicial de Habitantes de Babel era retratar, a través de una serie de microrelatos audiovisuales -Pensados sobre todo para ser compartidos a través de la Web- la vida en Barcelona y sus distintos procesos de inmigrantes de múltiples procedencias y culturas. Una intención narrativa que surgía, no cabe duda, de mis propias experiencias como inmigrante colombiano que a inicios de 2008 –cuando empezó todo el proceso- llevaba ya 4 años viviendo en España.
En ese instante, para mi, Barcelona era una gran Babel, una torre cargada de personajes, razas, creencias, idiomas y maneras de ser y actuar desconocidas y poco acostumbradas en los imaginarios previos que tenía cuando vivía en Barranquilla y Santa Marta, las dos ciudades del caribe colombiano donde me críe y crecí.
Cada proceso de migración es distinto y lleva consigo historias intrínsecas que dependen siempre de las características y cualidades de cada inmigrante. Por eso cuando 3 años despúes, ya viviendo de vuelta en Colombia, se dio la posibilidad de retomar estas historias, pretendí dejar plasmados tres posibles caminos, tres posibles realidades que no son ni correctas ni incorrectas, ni las únicas sino simplemente tres de las vertientes que pueden darse durante el camino migratorio.
Ser inmigrantes es un proceso de nunca acabar, una vez te vuelves inmigrante nunca más dejas de serlo, eso se nota en tus recuerdos, tus imágenes, tu forma de ver el mundo, lo que quise entonces con Babel fue retratar un pedazo de esos micromundos que crearon cada uno de mis personajes, una mirada del antes, del después y del que viene y aprovechar sus historias para dejar plasmado un pedazo de mi propia historia.
Como realizadores audiovisuales somos lo que contamos pero sobre todo contamos lo que somos y entre más cercana nos sea la historia más factible es que nos impliquemos en ella con todo lo positivo y negativo que esto puede ser para la historia final.
Algo que aprendí con el proceso de Habitantes de Babel es que muchas veces cuando estamos contando una historia la decisión a tomar no es si pongo este plano o no, si alargo el texto del personaje o lo recorto o si la música es de tal o cual forma, la verdadera decisión es definir ¿cuánto me voy a exponer a mi mismo en la historia? ese es un temor muy grande.
Yo a decir verdad espero que ese temor siempre se mantenga ahí, pues a partir de él surge la intención de mostrar sin ningún pudor las fisuras de nuestras propias narraciones y vida. Es para mi el mejor modo de contar.
Una de las preguntas fundamentales que me tocó hacerme –peleando con mi ego y demás tonterías internas- fue si contaba estas historias con los pocos, casi inexistentes, medios técnicos que tenía en ese momento o esperaba a tener los mejores equipos y el presupuesto magnifico; Este era un momento que podía llegar o no y que quizás podía llevar a que se me escapara de las manos lo que pretendía contar; el resultado, mi decisión, se llama Habitantes de Babel.
El modo cómo se desarrolló todo este proceso me deja claro que no estoy dispuesto a que el dispositivo, la tecnología o la industria me diga cómo debo contar mis historias y universos audiovisuales, seguiré contando historias con las cámaras que tenga a mano, con los recursos que se tengan, pero siempre con la intención de compartir con los demás mi visión del mundo, mi mirada de esas múltiples realidades que nos acompañan.
Lo dijo Kossakovsky: No filme algo que usted odie. O algo que usted ame. Filme cuando usted no este seguro de que si lo que siente es amor u odio. Las dudas son cruciales para hacer arte. Filme cuanto usted odie y ame al mismo tiempo.